En el mar de hormigón, Nau desembarca los aires del litoral Noreste.
Cuando el Restaurante Nau desembarca en la Capital Federal, en el segundo semestre del 2013, aterriza junto al lago Paranoá que hace referencia a la vida en el litoral paraibano. No ignora, por ende, el mar de hormigón que rodea y se ancla en la arquitectura institucional de la ciudad. Nace, por tanto, un equipamiento con una misión compleja: armonizar la presencia del mar dentro del carácter concreto brasileño.
La arquitectura de Sandra Moura, que diseña el proyecto, ya había sido felíz en la composición de la estructura notable de mANGAI, un restaurante de la misma familia propietaria de Nau, ambos con sede en João Pessoa, capital de Paraíba. Ella resolvió, entonces, unir las dos estructuras.
Y esta unión no es metafórica. Nau y Mangai ocupan sitios contiguos y están apenas a diez metros de distancia, atados conceptualmente.
Esta unión se materializa especialmente por medio de un elemento en especial: el acero corten, que Sandra Moura ya había apelado para revestir elementos del Mangai y ahora reviste casi la totalidad de las fachadas, añadiendo los planos verticales y horizontales de hormigón a la vista, que forma la segunda piel.
Recortando la figura de la hoja de palma (común en la flora del interior de Brasil), el acero corten se armoniza con el concreto dominante en brasilia. "Creamos un diálogo entre la estructura de acero corten y de concreto, balanceando con diferentes materiales", revela la arquitecta.
En total, la unidad brasileña de Nau - la matriz fue fundada en el 2010 en João Pessoa - ocupa más de 7 mil metros cuadrados de área construída, distribuída en tres plantas. En la planta terreno el salón principal, la cocina y los ambienets de apoyo. En la planta baja está el estacionamiento y equipamientos técnicos. Y en la planta superior se encuentra la manzarda y el área para eventos.
A pesar de estar al lado de Paranoá (ambos restaurantes estan localizados en el Sector de Club Deportivos -SDul, próximo al puente JK), la arquitecta lanza dosis adicionales de extra frescura, en comparación al clima seco de Brasilia, con la creación de un lago que separa el núcleo del restaurante de una parte suelta, accedida por medio de una pasarela de madera de acero galvanizado que accede a los dos restaurantes, invitando a los clientes a visitar a las dos estructuras.
Las referencias al ambiente marino - que está presente en el menú - componen el acuerdo especial que puede ser visualizado en la bodega (donde dos grandes mesas en forma de balsa con cimas envidriadad invitan a un viaje etílico, sobre los cuales también cuelgan dos barcos) y también las láminas de madera junto a las ventanas, que tienen forma de escotillas. "Hemos convertido el viaje del restaurante en un viaje náutico real", dice el arquitecto.
La propuesta gastronómica de Nau también está presente en las ranuras de las paredes que simulan escamas de peces y, también, en el proyecto luminotécnico desarrollado por Peter Gasper que lanza vapor metálico en colores verdes, azul y blanco sobre los ingresos de la fachada, alcanzando el forro de yesto del salón.
"Con este concepto, el Nau le aporta a Brasilia con la intención de adoptar en la capital brasileña un poco de gastornomía, de cultura y de referencias de vida en el litoral", concluyó Sandra Moura.